domingo, 31 de mayo de 2015

Y nos vamos acostumbrando...

Realmente no sé de quien es la foto, la encontré perdida en pinterest.
Y nos vamos acostumbrando a estar solos, a que los "te extraño" no duran mas que un par de días y que la importancia que le damos a una persona nos hace esclavos de esta. Que todos nuestros "para siempre" son igual de mortales que nosotros y que hasta los buenos momentos también cansan. Que todas las mañanas nos obligamos a no esperar algo de quien sea y cada noche nos desilusionamos sabiendo que somos incapaces de hacerlo. Y también nos acostumbramos al frío, al cansancio, al hambre, a los brazos sin abrazos, a las mañanas desayunando solos y al precio que implica vivir con esta libertad. En fin, nos vamos acostumbrando a estar solos.

sábado, 30 de mayo de 2015

A ti, pequeño año

2015, hoy te quiero escribir a vos. Escribiré con un poquito de pasión, de esa de la que hablaban algunos griegos, pero sin irme al extremo de recitarte el diccionario entero de insultos. Te dedico mis palabras porque necesito mencionarte que precisamente vos no sos mi mejor año. Sé que a veces uno se queda con el mal momento de la crisis y no mira todo el aprendizaje que implica, así que gracias de antemano por todo lo bueno. Sin embargo  por momento se me cruza pensar “y hasta el año pasado yo era tan feliz ¿qué pasó? La vida te pasó por encima, querida…” Lo cierto es que en el 2014 no era tan feliz, solo que estaba en modo automático, aguantando como mula de carga todo el peso que iba cargando desde hacía años. No me sentía bien, no sentía siquiera, solo me aseguraba de cargar bien el titulito de buena hija, de buena estudiante, de buena amiga, de buena persona y remarla como negra esclava para que todo siga bien. Y así vivimos casi felices hasta que algo me despertó, santo estrés. Si no hubiera colapsado no hubiese conocido a gente maravillosa, hubiese seguido con mi carrera aunque la odiara, hubiese seguido mi vida por inercia porque a decir verdad realmente no sabía quién era ni que quería. Entonces llegaste, con el mal rato de las fiestas pasadas y un grandioso viaje en puerta, por lo que yo me pregunto si hacía falta que arruinaras ese gran momento con la idea de que esta no era la vida que yo quería. Incluso, sin importar con quien hable, nadie me quita la idea de que este es un año desastroso. Todo se está derrumbando, todo está cambiando, todo se siente tan diferente. De igual forma no sé qué tienes de especial ni que magia ocultas, será que era algo que hacía falta y tal vez solo fuiste una casualidad. Necesitamos mejorar, arreglar todo, sentir que podemos imaginar algo grandioso y hacerlo; sentir que no podemos llegar más bajo que del fondo del pozo;  sentir que somos fuertes.

Así que aquí estás, cantándonos serenata, esperando que reconozcamos cuando valioso es tu trabajo en nuestras vidas. Creo que si estás haciendo un buen trabajo, solo que me gustaría que dejaras de soplar tan fuerte, que estás derribando el castillito de arena en el que vivo, y como sigas así, no me va a quedar nada.

martes, 5 de mayo de 2015

Desertar

A veces pasa, todos tenemos nuestros días malo. Algunas veces son muchos, incluso se llegan a convertir en meses y años, entonces es ahí cuando uno se da cuenta de algo obvio “las cosas están mal, hay que hacer algo”. Por ende la pregunta sería ¿Qué hacer? Cada situación es única por lo que buscar una respuesta universal a todos los problemas sería imposible, y ya no sirve el cuentito ese de “le pongo mi mejor cara y me aguanto el problema como sea” porque tampoco es así. Aún con la mejor sonrisa, los conflictos si se juntan terminan por bajarte los dientes en sentido simbólico. Se los aseguro, a mí ya me bajaron un par. Y no, las cosas no están tan bien, pero uno lo va intentando, va haciendo cambios, dejando de lado las cosas que hacen mal y aferrándose a lo que aún hace bien. Es curioso tal vez, porque esta forma de actuar me ha ido convirtiendo en cierta forma en una desertora, en una de esas personas que ha abandonado varias cosas con las que se había comprometido, pero que al final me estaban dañando mucho. Entonces recién ahora con 20 años he empezado a sentirme totalmente responsable de mis decisiones, porque yo fui la que elegí comprometerme con una carrera, con un taller, con un trabajo y tantas otras cosas, y lo hice sin ser consciente de lo que iba a terminar por generarme, ya que “con probar no pierdo nada” y al final he terminado por perder más tiempo del que me hubiese gustado.

Y me siento una persona nueva, y cada acción tiene más sentido que antes. Ahora queda tomar las decisiones adecuadas para seguir avanzando, no vaya a ser que por apurada vuelva a perder aún más tiempo que antes.