martes, 30 de junio de 2015

El Horizonte

Dique Los Sauces, La Rioja, Argentina.
Un día aprendí que el horizonte no es más que una línea que separaba dos realidades  hermosas y enamoradas. Es una frontera imperceptible que se roba nuestra mirada en cada amanecer y atardecer. Pero insisto, es solo una línea y aun así hablamos de ella como si fuera algo más que eso, como si su existencia marcara por completo la nuestra. Hay tantas cosas que nos limitan, que influyen de lleno en nuestra vida más que una frontera imaginaria. Sin embargo seguimos escribiendo canciones en su nombre e imaginando llegar a él, como si alguna vez fuéramos a encontrar la olla con oro al final del arcoíris.
A veces lo pienso un poco y tal vez nosotros seamos el horizonte, o al menos vivimos en él, en esa franja donde el cielo y la tierra se unen, donde se recuerdan cuanto se aman. Tal vez nosotros seamos el producto de ese amor, ya saben, como el de la pacha y el inti.
La verdad es que ya no me queda buscar ese lugar donde se pierde el horizonte, si él ya está en mi es imposible que lo pierda.


El arte de Artesaniar

No sé si alguien se acuerda pero hace casi dos meses que escribí sobre el desertar, sobre tomar nuestra humanidad y huir de aquello que nos estaba haciendo mal. Bueno, los frutos se están viendo ahora y se llaman Nehuén.
Nehuén es un proyecto de artesanías que empecé hace unas semanas y también es una palabra mapuche que significa “fuerza”, que es justo lo que estuve cultivando durante este año, fuerza para enfrentarme a las cosas que no estaban bien, para mejorar. 

Los invito a pasar, a dar una vuelta entre los tejidos y los cuadernos. Miren que si sale todo como ha sido esperado, este proyecto me llevará a donde se pierde el horizonte. 









jueves, 25 de junio de 2015

Carta a quien alguna vez me conoció tanto

Hola, es raro volver después de estos años que han pasado, recién ahora escribirte, dedicarte un pequeño espacio con el todo cariño que tal vez te mereciste. Esta es mi forma de escribirte una carta sin gastar tiempo ni papel, ni ruegos para que no retengan el sobre en alguna aduana de por ahí, como ya pasó antes.
Te escribo porque fuiste alguien que conoció los problemas en cuanto pasaban, porque me conociste tanto en algún momento, justo cuando nuestros mundos no eran tan grandes, cuando aún teníamos arreglo. Te escribo solo porque quiero escribirte, porque quiero hacerte presente, como si te extrañase algunas veces, como si no me resultara raro hablar contigo y darme cuenta de que has crecido tanto…  Creo que estamos grandes y a veces  nos ponemos a recordar como lo hacen mis abuelos, recordamos esos que fuimos hace tanto y eso que han pasado solo tres años. Imagínate lo que será en veinte más, imagina que tal vez aún nos recordemos.  

La verdad es que no quiero decirte absolutamente nada en específico, no nos debemos nada. Simplemente recordarte, hacer una nota sobre ti, para cuando la memoria me traicione saber que estuviste, que me escribiste, que alguna vez exististe.