viernes, 13 de marzo de 2015

2015 ¿De quién eres?

Luego de hacer cumbre en el cerro de la cruz, en La Rioja, Argentina.
Foto de Karen Alurralde
“El 2015 es nuestro año” me dijo alguien hace exactamente dos meses. Para ese entonces yo estaba en Junín de los andes, en el norte patagónico, viviendo una de las experiencias más cautivantes de mi vida y por supuesto que le creí. Sin embargo una semana después ya estaba en casa teniendo una de las crisis más grandes de todo mi tiempo. Entonces saltó la pregunta obvia “si este no es mi año ¿de quién es?”  Y vuelta a lo mismo de que esta ya no era mi vida, que ya no era mi momento, que se me pasaba el tiempo y que casi tengo veinte años y no hice nada memorable…
Justamente por eso me reuní con dos amigas que de a poco se van convirtiendo en una especie de hermanas mayores. Nos pasamos el día hablando, sin ganas y sin intenciones, de la soledad.  Entonces me acordé de Georges Perec y su hombre
dormido, que no era más que un tipo asustado, que temía perder su libertad si seguía el ritmo de la sociedad en la que vivía. Pero más que pánico a la sociedad era al poder que él le daba, a no saber qué tan dueño era de si y de su intimidad y que tantos secretos le había arrebatado su vecino a través de las paredes de papel. Lo traigo a mi vida y no sé bien que me asusta, si la soledad, si la compañía que genera ataduras o tal vez el vacío de la gente que ya se ha ido. Creo que es de todo y un poco más, sin olvidar claro, mi empeño en encerrar todo lo que siento en la pantalla del celular, como si fuera espacio suficiente.
Y hablamos durante la mañana y la tarde, entre mates y sin almuerzo. Recordando una anécdota divertida, evocando un sentimiento profundo, maldiciendo que este mundo sea tan grande y nosotros tan ínfimos. Incluso putear esa tendencia que compartimos a amar los destinos lejanos, porque el camino hacia ellos está lleno de abismos. Malditas distancias…

Después de esa larga charla volví a casa, sola como siempre, para encontrarme las habitaciones más que vacías y sin recuerdos. Pensar que mis mejores recuerdos se han perdido en otras ciudades y que por eso se sienten tan falsos… Al final si, se me están pasando los años, incluso este 2015, que con lo bueno y con lo malo también se me va a pasar…

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