Luego de hacer cumbre en el cerro de la cruz, en La Rioja, Argentina. Foto de Karen Alurralde |
“El 2015 es nuestro año” me dijo alguien hace exactamente
dos meses. Para ese entonces yo estaba en Junín de los andes, en el norte
patagónico, viviendo una de las experiencias más cautivantes de mi vida y por
supuesto que le creí. Sin embargo una semana después ya estaba en casa teniendo
una de las crisis más grandes de todo mi tiempo. Entonces saltó la pregunta
obvia “si este no es mi año ¿de quién es?”
Y vuelta a lo mismo de que esta ya no era mi vida, que ya no era mi
momento, que se me pasaba el tiempo y que casi tengo veinte años y no hice nada
memorable…
Justamente por eso me reuní con dos amigas que de a poco se
van convirtiendo en una especie de hermanas mayores. Nos pasamos el día
hablando, sin ganas y sin intenciones, de la soledad. Entonces me acordé de Georges Perec y su
hombre
dormido, que no era más que un tipo asustado, que temía perder su
libertad si seguía el ritmo de la sociedad en la que vivía. Pero más que pánico
a la sociedad era al poder que él le daba, a no saber qué tan dueño era de si y
de su intimidad y que tantos secretos le había arrebatado su vecino a través de
las paredes de papel. Lo traigo a mi vida y no sé bien que me asusta, si la
soledad, si la compañía que genera ataduras o tal vez el vacío de la gente que
ya se ha ido. Creo que es de todo y un poco más, sin olvidar claro, mi empeño
en encerrar todo lo que siento en la pantalla del celular, como si fuera
espacio suficiente.
Y hablamos durante la mañana y la tarde, entre mates y sin
almuerzo. Recordando una anécdota divertida, evocando un sentimiento profundo,
maldiciendo que este mundo sea tan grande y nosotros tan ínfimos. Incluso
putear esa tendencia que compartimos a amar los destinos lejanos, porque el
camino hacia ellos está lleno de abismos. Malditas distancias…
Después de esa larga charla volví a casa, sola como siempre,
para encontrarme las habitaciones más que vacías y sin recuerdos. Pensar que
mis mejores recuerdos se han perdido en otras ciudades y que por eso se sienten
tan falsos… Al final si, se me están pasando los años, incluso este 2015, que con
lo bueno y con lo malo también se me va a pasar…
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