Hace unos días opté por deshacerme de tantos recuerdos y
souvenir inservibles, que no hacen más que ocupar espacio y que en el fondo no
me llenan en lo absoluto. Así que mientras terminaba de llenar la tercera bolsa
de basura (basura emocional para ser precisos), descubrí un par de cosas raras
en mi biblioteca, una pequeña colección de mapas que sin querer he ido
guardando durante mucho tiempo. Generalmente me sucedía que al ir a una nueva
ciudad solía pedir el mapa de la provincia o el plano de la ciudad en sí y que
al volver los guardaba como pequeños tesoros sin siquiera notarlo. Incluso
guardó hasta los mapas que usaba en el colegio y hasta me apropié de unos
viejos mapas de mi mamá. Y los encontré, un poquito por acá y otros en algún
rincón junto con los pasajes y alguna entrada a algún museo. Raro ¿no?
Una parte del atlas... |
Así que aquí estamos, con mapas, pasajes, entradas a grandes
lugares y muchos recuerdos. Espero que se conviertan en muchos más...
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