sábado, 25 de abril de 2015

Erase una vez el mundo

Recuerdo que hace un tiempo un amigo reivindicaba la distancia. Decía que gracias a la tecnología estamos más cerca de quienes tenemos más lejos, que las personas a las que más ha querido han estado de una u otra forma lejos. Yo lo entiendo, me he acostumbrado desde pequeña a vivir así, extrañando a los que no estaban, porque mi familia siempre estuvo a 400km, porque hasta mis amigos imaginarios estaban en otro lado y no conmigo. Si relaciono eso con un video que vi hoy (acá les dejo el enlace, por favor véanlo) y me centro solo en la parte de las historias y no tanto en la ecología de su mensaje, diría estamos ya muy lejos de seguir creando historias, no todos, pero si la gran mayoría ha perdido la noción de lo real. Porque no sé lo que piensen ustedes, pero creo que armar un vínculo a partir de un par de caracteres que van y vienen a través de internet no es una historia que desee contar. Prefiero una carta, cargada con la prolijidad de quien la envía, con un trazo manchado, con todos los rizos que se dibujan en algunas letras. Si tengo que seguir eligiendo a la gente que está allá donde se pierde el horizonte, prefiero que me llamen, que graben un maldito video, que busquen una forma de s
er más reales, porque no quiero escribir historias sobre las estupideces que se dicen en un chat. Cada una de esas malditas conversaciones que se ven como un libreto, anunciando lo que dicen los actores, pero de forma superficial, falsa. Si mis días siguen marcados por la distancia quiero recordar los suspiros, el estruendo de una risa, el temblor de una voz y el entrecortado ritmo de una respiración. No quiero que me hablen con emoticonos, quiero escuchar sus emocionas, verlas, sentirlas, porque solo así puedo hacerlas mías también y puedo de alguna forma estar ahí cerca de ustedes.
Y si tengo la suerte de no estar siempre distante, mirando sus caras, no quiero estar viendo sus vistas bajas contemplando solo la maldita pantalla del celular, porque yo no me voy al campo para sacar una foto que pueda compartir con gente que no me interesa. Si voy es porque quiero estar ahí, quiero compartir con la naturaleza, y si los busco es para compartir su presencia y no lo que figura en una maldita red social.

Quiero seguir recibiendo cartas, quiero seguir intercambiando regalos, abrazos, suspiros, sueños, metas. Quiero que valga la pena escribir una historia sobre esta vida, que no se reduzca todo a una sola ventana de chat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario